Hace poco más de 25 años, concretamente el 14 de enero de 1990, tuvo lugar el trágico incendio de la Discoteca Flying de Zaragoza, en el que fallecieron 43 personas a causa de la inhalación de gases emanados de los materiales plásticos que componían el revestimiento de las paredes y el mobiliario de planta baja (sofás de madera y goma-espuma).
Aquella madrugada, la discoteca se encontraba ocupada por unas 130 personas repartidas en dos plantas (baja y sótano), que habían asistido al concierto en directo de la orquesta ‘Imágenes‘.
Sobre las 2:30, el grupo se quedó sin electricidad, haciendo que el encargado subiese al cuarto de control eléctrico, donde había saltado un limitador. Tras varios intentos de conexión, este percibió un fuerte olor a cable quemado y se percató de que el falso techo se estaba resquebrajando.
Al parecer, los sistemas eléctricos ardieron por un sobrecalentamiento de los cables y la combustión se propagó con rapidez sin que el encargado diera la voz de alarma a tiempo.
El fuego fue sofocado por los bomberos en apenas veinte minutos, pero ya era tarde: las víctimas no murieron carbonizadas, sino asfixiadas y aplastadas al intentar huir.
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