El laboratorio nacional estadounidense Oak Ridge ha tenido la genial idea de usar física cuántica para mejorar las alarmas antirrobo, no de viviendas por supuesto, si no de sistemas de seguridad a mayor escala como el de un almacén nuclear o una agencia con documentos altamente confidenciales.
En principio, los sistemas de este tipo de instalaciones llevan unos cables de fibra óptica cuyas señales van y vuelven continuamente hasta un detector localizado en un lugar seguro. Si una de estas señales no regresa, significa que hay una persona no autorizada en el edificio. Pero a pesar de lo sofisticado del sistema, un experto podría hackear la línea mediante una técnica conocida como spoofing, reproduciendo una copia exacta de la señal para engañar al circuito y evitar así la detección.
La introducción de la física cuántica permite generar el par de fotones entrelazados, de manera que uno se envía a través de la fibra óptica y el otro se queda en el detector. Si no hay ninguna alteración del circuito, el entrelazamiento se mantiene. De lo contrario, el entrelazamiento se destruye y provocaría la activación de la alarma.
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