Los gases son utilizados desde hace años como alternativa a los sistemas tradicionales de extinción por agua o espumas para conseguir la extinción del incendio mediante la extracción del oxígeno de manera limpia y sin dejar residuos, en instalaciones donde los otros dos tipos de agentes pueden causar daños (véase almacenes de papel, archivos históricos, CPD, Centros de Control, etc.).
El sistema de extinción automática por gases está compuesto de un grupo de botellas conexionadas entre sí donde se aloja el gas extintor a lata presión, cuya descarga se activa automáticamente una vez recibida la señal por parte del sistema de detección con un retraso de entre 10 y 60 segundos, a través de tuberías de acero y los difusores correspondientes.
En la actualidad, los sistemas de extinción por gas pueden clasificarse en CO2, Gases Inertes (compuesto gracias a la mezcla de Argón y Nitrógeno) y Gases HFC´s. Y a pesar de que estos últimos han sido los más extendidos e instalados hasta hace poco debido a su versatilidad y eficacia, actualmente ha quedado prohibida su comercialización o liberación debido a tratarse de gases fluorados de efecto invernadero a la atmósfera.
Tanto en la extinción por CO2 como por gases inertes se necesita de una gran concentración para sofocar el fuego reduciendo la cantidad de oxígeno en el ambiente, por lo que hay que tener en cuenta la exposición innecesaria de trabajadores. Por el contrario, los gases limpios (HFCs) actúan directamente sobre el fuego por enfriamiento a concentraciones relativamente bajas. A pesar de ello, los gases más recomendados son los denominados como gases inertes.
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